miércoles, 7 de agosto de 2013

Freddy Krueger

Los villanos o los malitos de las películas siempre han sido personajes que me han cautivado y llamado mucho la atención. Desde su estética, vestimenta y maquillaje hasta lo que ocurre en sus mentes malévolas y cuales son sus motivos para cometer los asesinatos o torturas, o los dos también (esto pasa cuando ya son muy malitos). 





Cuando era chica siempre pillaba en la tele las películas de freddy krueger, estas que se llaman pesadilla 1,2,3,4,5,6,7,8,9,10,11 y así. 
Siempre me daba terror cuando aparecía freddy en las escenas, pero más que un terror, era una especie de admiración extraña y angustiante que me hacía no poder parar de observar sus garras, su cara quemada y los asesinatos que cometía. 
Lo peor era cuando sonaba esa canción de fondo, ese momento de suspenso en cual Freddy estaba escondido en alguna parte de la escena y todos (o al menos yo en realidad) temblábamos literalmente de miedo (una ves con mi mejor amigo la estábamos viendo y se cagó tanto de miedo que me tiró la almohada encima, se puso a llorar y me pegó un combo, weas raras que pasan en los niños chicos). 

La canción era así:
One, two, freddy's coming for you.
Three, four, better lock your door.
Five, six, grab your crucifix.
Seven, eight, gonna stay up late.
Nine, ten, never sleep again.

(Cuando pasé la canción a esta nota me recagué entera, realmente saqué el crucifijo. En realidad tomé una estrella de david porque en esta casita donde vivo hay obsesión judía).

Lo más fundamental de este maravilloso villano es su estética perfecta. Su garra metálica oxidada, el chaleco rayao negro con rojo roto, su gorrito podrido de cuero, los pantalones negros (no tienen niun brillo sosi) y su cara quemada preciosa que lo hace un asesino wachón. 

Por Laura Bande.

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